Por los poemas de Coman Sova caminan inviernos y primaveras, la escucha y la atención al alma de las palabras como animales redondos en los que habita esa copa del abismo, del extravío, de plenitud. Su poesía es una conversación infinita con el temblor y su resonancia. Temblor y fulgor de un origen, poema único que nos escribe y nos dicta y afirma.