El estudio de los escasos regímenes republicanos existentes en la Europa Moderna ha oscilado entre el protagonismo concedido a estos entramados políticos de marcada raigambre urbana y fuerte desarrollo mercantil por aquellos que los presentan como un modelo alternativo e innovador, y el papel subsidiario asignado por los que ponen el acento en el estudio de la Corte y las relaciones dinásticas. Al carácter polisémico del concepto república ha venido a sumarse el uso arbitrario del término republicanismo que ha suscitado un enorme interés historiográfico. El impacto de los trabajos de la Escuela de Cambridge explica el protagonismo de un enfoque prevalentemente atlántico y anglosajón de dicho fenómeno. Una narrativa unilineal sustentada en el establecimiento de esquemas binarios (monarquía/república, absolutismo/parlamentarismo, arcaísmo/progreso) que acentúa el camino divergente adoptado por las repúblicas respecto a las transformaciones experimentadas por las monarquías europeas desde finales del siglo XV.
Fruto de la reflexión conjunta de un equipo de veinte investigadores europeos, este libro apuesta por un análisis entrecruzado entre las repúblicas y los sistemas dinásticos con los que entretejieron fuertes elementos de articulación y dependencia. Para ello se han incorporado al cuadro de análisis toda una serie de actores que suelen quedar relegados como las ciudades hanseáticas, las repúblicas de Génova o Lucca, así como de realidades políticas de naturaleza mixta, como el principado de Transilvania o la Monarquía Hispánica, considerada como una monarquía de repúblicas urbanas. Se trata de poner el acento en la pluralidad de los lenguajes republicanos, así como en la diversidad de modelos operativos expresión del imponente grado de fragmentación y complejidad de los modelos estatales durante el Antiguo Régimen.