El pueblo de Vidreres amanece conmocionado. Dos jóvenes hermanos han muerto en un accidente de coche en las afueras. En la onda sísmica de esta doble tragedia, un banquero vive atrapado en su rutina y un camionero adicto al sexo acaricia su escopeta con la esperanza de reventarlo todo algún día, mientras la novia desde el instituto de uno de los hermanos fallecidos, el que conducía, intenta encajar los fragmentos de su vida rota y un solitario artista regresa derrotado de la ciudad.
Con la crisis económica como telón de fondo, Toni Sala se acerca en esta novela a las coordenadas de unos personajes perdidos que deambulan por los márgenes de una sociedad que los rechaza o, en el mejor de los casos, los ignora. La muerte, epicentro de la historia, es a la vez el amuleto que esconden todos ellos.